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Romance contemporáneo

"Te invito a soñar"

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Ema

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Desde que puedo recordar, casi toda mi vida se resume en fracasos amorosos y ahora con mis treinta años, estoy en la indescifrable etapa en la cual todo el mundo me busca novio, para evitar que me vuelva la vieja de los gatos. Para ser honesta es una etapa horrorosa, incluso peor que mi época de acné. Creo que incluso más terrible que mis años con aparatos odontológicos. Y lo mas escalofriante de esto, es que nadie parece comprender que realmente quiero una pareja, pero simplemente no se cómo encontrarla. Además del problema con la brújula interna del amor, tengo una habilidad especial por encontrar a los hombres con el síndrome de la ex. Pero eso te lo contaré después, porque aquí estaba… sentada en un bar, a las once de la noche oyendo a mi cita del día, con la leve impresión de que cupido la tiene contra mí. Tengo esa leve impresión. No se por qué.

A mi no me preguntes nada del amor
Estaba atorada, debía admitirlo. Para ser una persona tan espiritual como creía que era, – y noten el gran énfasis en el creía –, estaba dicho que no había escuchado las señales que me habían enviado desde el más allá ni tampoco había oído las del más acá, ni a mi ángel de la guarda, ni el maldito horóscopo. Ninguna, non, nenhum, niemand, cero…
Estaba claro que muchas veces la parte racional de mi cerebro acallaba esa otra parte con la que supuestamente nacíamos la mayor parte de las mujeres llamada intuición femenina.
Lo irónico de todo esto es que todo el mundo parecía estar al tanto de que algo andaba mal en mi matrimonio, bueno tal vez no todo el mundo, eso sería mucho decir, no es que sea una cantante Pop con miles de seguidoras en Tintter ni nada por el estilo, pero mis amigos y mi familia si lo sabían. Por decirlo de algún modo creo que toda mi vida cambió el día en que él dijo: ya no lo soporto.
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